JUAN
DE LOS SANTOS AMORES
Juan de los Santos Amores era músico,
poeta, compositor, escritor, actor, coreógrafo y, por sobre todas esas
actitudes, un apasionado folklorista.
Dirigió exitosas embajadas artísticas auspiciadas por la
ex comisión de cultura, secretaria de buenos aires.
Realizo extensas giras por el interior y países vecinos,
primeramente como integrante de la compañía de revistas conducida por Carlos
torres. Posteriormente al frente de su compañía de arte nativo.
Como actor se inició a temprana edad en los circos.
Actuaba en la primera parte al frente de su conjunto de música y danzas y luego
en la segunda como actor teatral, llegando a personificar a galanes y papeles
característicos, como en El Alma de los Perros y el popular drama Juan Moreira.
Incursionó en la ciudad de buenos aires en exitosas
temporadas teatrales, destacándose la realizada en el teatro argentino, como
responsable de la segunda parte de la compañía Romerías, con un gran
espectáculo argentino, contando con exitosos bailarines y actores, para la
realización de originales cuadros folklóricos y de tango, donde se incluía un
Malambo combinado por más de treinta personas de ambos sexos.
En 19562 fue declarado por la prensa uruguaya, en la
ciudad de Montevideo, primero en el ranking de popularidad, al frente de su
conjunto con sus vihuelistas cantores, al efectuar exitosas temporadas en
televisión, teatro y radiofonía en la vecina orilla.
En el cine argentino protagonizo la película “Los
Troperos”, con figuras como Eva Dongé y otros.
Desempeño uno de los principales papeles de tropero, actuando siempre de a
caballo sin ser doblado ni en las escenas más peligrosas y difíciles. Fue
además su coreógrafo, asesor folklórico y autor de las canciones y danzas de la
misma. Esta producción fue dirigida por Juan Sires. En otra oportunidad se
desempeñó como actor con absoluta eficacia en el film premiado por el instituto
nacional de cinematografía, “Pepino no sabe jugar”, donde desempeño a un
guardián del Jardín Zoológico
Como hombre de a caballo siempre se destacó en ese
deporte criollo. En 1946 viajó directamente a Zapala, Neuquén, para emprender
una larga excursión a caballo por la Patagonia andina de 750 km de extensión.
Durmió sobre el recado en los bosques cordilleranos, siempre acompañado por un
baqueano criollo, nacido en esos contornos. Así conoció al sabio Juan Benigar con el que estableció una estrecha relación. Cruzo
siempre de a caballo tres veces de ida y vuelta la cordillera a Chile, donde
también viajo acompañado de dos guasos chilenos. En 1948 repitió las travesías.
Y en 1952, volvió para filmar en la estancia Pulmari
la precitada película “Los Troperos”.
En 943 produce, dirige y anima el primer programa radial
dedicado al folklore, al que título “Rasgueos en la noche”. Fue por L.R.6 Radio
mitre de 21 a 23. Emitía en forma permanente las grabaciones de los artistas
nativos, casi siempre desconocidos para la mayoría del público, pues ninguna
otra emisora los difundía. Recibía de visita a los más importantes artistas de
aquella época, como Andres Chazarreta,
Patrocinio Diaz, Horacio Petorosi
que fue guitarrista de Carlos Gardel, el dúo Llamas- Barroso, el dúo de las
hermanas Lamar, el dúo Ocampó – Vera con Fernando
Bustamante al piano, Rogelio Araya, Atahualpa Yupanqui, Manuel Acosta Villafañe,
Julio Argentino Gerez, y otros.
En el aspecto musical es copiosa su intervención pues ha
grabado más de quinientos temas entre ellos “En la Peña de Santos Amores”,
“¿Qué es la Patria?”, “Mi Tierra y tu Cielo”, “La Zamba danza Nacional”, etc; todos discos y cassetes de
larga duración. Como creador, utilizando instrumentos autóctonos como la quena
y el charango, grabó el Himno Nacional Argentino, la Marcha a mi Bandera.
Últimamente la Marcha a San Lorenzo y Aurora.
Bajo el aspecto docente su actividad fue muy meritoria e
intensa desde muy jovencito. Nació en un hogar criollo de muchísimas
generaciones de argentinos, iniciada en la época de la Colonia. Recibió desde
muy pequeño intensos conocimientos danzantes en su hogar, donde se practicaban
los bailes nativos. A los trece años enseñaba a sus amigos y compañeros de
estudio. Aprendió el malambo llamado sureño en su hogar y en el campo en la
estancia de su tía Elisa Díaz de Olivera. Se codeo siempre con los más grandes
bailarines de Buenos Aires y del norte, entre ellos, el más grande de todos,
Ramón Espeche.
Su constante actividad cultural y argentinista
lo llevó a crear en 1953, el Instituto de
Arte Folklórico, IDAF, que posee en la actualidad desde donde comienza la
Patria, La Quiaca y Clorinda, hasta el Estrecho de Magallanes muchas miles de
escuelas, con profesores jóvenes cuyas edades oscilan de 15 a 25 años en su
mayoría conducidos por 150 Directores Zonales.
Presidio 17 Congresos Nacionales de Folklore, realizados
siempre en el interior del país, con excepción del de 1986, que lo llevó a cabo
en la Capital Federal, como Cordoba, Santa Fe, Entre Rios, La Pampa, etc.
En 1962, dio una conferencia en SADAIC titulada “Por qué
la Zamba debe ser nuestra Danza Nacional”. Desde entonces ha difundido esta inquietud
en todo el país, esperando hasta su muerte, sin ver cumplido su sueño que algún
político le de fuerza de ley a su propuesta. En los
últimos años de su vida creó el festejo del 25 de Mayo en la calle Corrientes
con miles de bailarines (que luego se difundieron por todo el país), que representan decenas de danzas
folklóricas.
Murió un 13 de noviembre de 1995.